En el antiguo Calatayud, en lo recóndito, en lo olvidado de sus callejuelas, todavía pueden contemplarse rincones llenos de encanto,que permanecen cerrados a la mayoría de los curiosos que aún se acercan a pasear olvidando los circuitos oficiales. Uno de esos lugares es el oratorio de Nuestra Señora del Buen Parto que no es otro que el lugar de nacimiento de uno de nuestros bilbilitanos más ilustres, el Venerable Fray Domingo de Jesús María, Ruzola. Si uno juzga el exterior el edificio su casa natal tampoco debía ser muy grande, y el resultado de la capilla surgida después tampoco es excesivamente llamativo y más al haber desaparecido hace años el escudo de Calatayud que adornaba el arco de entrada como propiedad de la ciudad que era.
Si he traído a las páginas de este blog esta pequeña capilla desconocida para muchos bilbilitanos no es por otra cosa que por su titular, Nuestra Señora del Buen Parto y por el altar de pintura que lo adorna. En unas fechas navideñas cargadas de regalos, prisas, luces, consumo, comida y bebida pararse un momento a pensar en lo que puede llegar a ser sencillo no deja de ser un ejercicio necesario; en nuestro pensamiento burguesote y de religiosidad de mantilla y procesión puede hasta resultarnos ofensivo ver a la Virgen María dar de beber de la leche de su pecho a un santo pero será tanto a San Bernardo como a este sencillo religioso con los que se premió con tan alto milagro y no podemos dejar de pensar que toda esta parafernalia del espíritu de la Navidad, el regalo necesario y la cena de empresa imprescindible lo único que hacemos es celebrar el nacimiento del hijo de un Dios que tanto nos ha amado que ha mandado a su hijo a vivir entre nosotros pero pobre, despreciado, en un establo con animales y expulsado de todos los lugares posibles…podemos adornar la vida de los santos de posturas barrocas e imposibles, de gestos sufridos, de milagros inventados, de parafernalias, pero entre todas esas cosas, hay momentos de verdadera pobreza como la que representa ese cuadro, un simple chorro de leche materna y nada más.
Otro día hablaremos del arte de este oratorio, del patrimonio y de este santo bilbilitano hoy sólo quiero desearos una Feliz Navidad.