Para no dejar de centrar nuestra atención en el conjunto monumental de la iglesia de San Juan el Real, vamos a fijarnos en una de sus calles laterales: la calle Valentín Gómez.
Por antiguas fotos que he podido ver (algunas de ellas publicadas en revistas de los años 30) el aspecto de la calle era totalmente distinto, la remodelación de lo que hoy son salones parroquiales del templo citado anteriormente ya le hizo perder un cierto tipismo a ese rincón ocultando los sillares de su fachada y el ladrillo de la misma; pero sin duda uno de los edificios que más afean la calle es el que señalamos y retratamos a continuación: Situado en los pares de esta calle surge una de esas construcciones de la década de los sesenta-setenta, impersonal, con balcones en pico, con ladrillo cara vista, espacio tipo colmena, y con unos bajos comerciales nada atractivos, construcciones que surgen al amparo de la fiebre constructiva de aquellos años de pisos baratos acogidos a la ley de 1957 y que dejan su fealdad en muchos rincones de nuestra ciudad, este no es el único pero va a ser el primero en ser retratado, cuando uno mira esta casa no sabe muy bien si se encuentra en el Carabanchel de Madrid, en una calle de Gandía o en un barrio de aluvión de Sevilla. En fin, quizá no tenga tanto delito puesto que en aquellos años el concepto de lo que se consideraba bonito dejaba mucho que desear arquitectónicamente.