Aquí su distinguido observador para servirle a Dios y a todos ustedes, hace tiempo que tiene en su memoria el paseo pausado de una tarde de enero del presente año de nuestro Señor de 2010.No sé porqué siempre me ha gustado la recoleta plaza del Carmen que en otro tiempo viera frente a ella los muros del Convento del Carmen Calzado, uno de los más importantes de España y desde luego de su provincia, pero no se crean que como siempre hay algo que me inquieta, ¿por qué no me tomaré una cañita y me pondré a ver el partido del Zaragoza? desde luego tendría la conciencia más tranquila. Hay muchas veces que uno no volvería a pasear por el casco histórico para no disgustarse más.Pues en fin, andaba yo mirando siempre arriba como esperando que cayera un puñado de maná artístico, cuando me encuentro frente a mi el adusto edificio del palacio de los Villa Antonia, antes llamado de los Urriés de Velasco.No se crean pero el edificio pasa desapercibido y es bonito aún abandonado como se encuentra, y, ay de mi, cuando empiezo a ver todos sus balcones abiertos y extraños huecos en sus techumbres policromadas por las que ya se ve el cielo, no sé que decirles pero esto me huele a hundimiento express por el método del butrón vertical, algún discípulo de caco habrá querido apoderarse de su extraña belleza, ya les digo tal como veo el diagnóstico que le quedan cuatro días de vida, podemos ir rezando un Rosario de silencios, les prometo que ya estamos acostumbrados me sé todas las letanías.