El mal gusto no es patrimonio exclusivo de ninguna época, tampoco lo es de ningún gobierno ni de ningún arquitecto con ansias lucrativas, no señor, si no que se lo pregunten a ese caserón estilo «sol y playa», encomiable ejemplo de la arquitectura franquista en Calatayud situado en nuestra Rúa de Dato, esa calle tan bilbilitana, de esas en las que antes se compraban bizcochos, pero ya no… La fealdad del conjunto no sería tan doliente si no sustituyera al antiguo palacio de los Condes de Argillo cuyo alero labrado desapareció por la rapiñería y la desidia, y lo poco que se conserva está muerto de asco en algún desván municipal.
Desde luego el conjunto no puede ser más típico: Ladrillo cara vista de color claro, balcones-terraza, ausencia de alero ( a pesar de la promesa de los arquitectos de colocar el del edificio anterior; está visto que si quieres buscar mentiras métete en este mundo del cemento y el ladrillo a soga y tizón); bueno, por lo menos hace pareja con el de la calle del Viento, hemos conseguido sacar algo bueno de todo esto, menos mal.