Las antiguas casas de Calatayud, no necesitan sentencias de muerte, ni esquelas negras con cruces y condolencias pegadas a sus muros, a las casas de Calatayud les basta con ver sus balcones abiertos y sus ventanas desvencijadas para saber que pronto perecerán, que pronto dejaremos de verlas, que pronto perderemos nuestra identidad y nuestras raices y también nuestro orgullo de tener una ciudad típica y bonita. Ya queda poco, hasta faltan las fuerzas para denunciar tanta barbarie, poco ha cambiado la alcaldía desde el siglo XIX cuando se condenaba a la piqueta a monumentos que a día de hoy serían nuestro orgullo; todo nos sigue dando igual, ahora parece que la esquela pende de un balcón de una manzana entera de la Plaza de España ¿no tenemos suficiente?, cuando pone DERRIBOS ——N, ya puedes despedirte, pero sin flores, sólo con vergüenza de tanta incultura, nos quedará, eso sí, la testarudez de que eso era así porque tenía que serlo, valientes paletos.
!Cuánta historia, cuántas historias, cuanto futuro… va a quedar reducido a escombros!.
Éstas casas son espacios únicos que dan un gran tipismo a la Plaza del Mercado. La irregularidad de las estructuras, sus desequilibrios y sus colores son aquello que le da un carácter singular. ¿Que vas a eneseñar si no de una «ciudad» en los folletos turísticos?. No sólo su exterior es interesante sino también su interior. Por ejemplo el local de Comercial Campillo era uno de los más bonitos de Calatayud, debió ser una farmacia, tiene en el techo una pintura mitológica de gusto decimonónico que aún se puede ver a través de las verjas. Que pena da todo ésto.