El tema de hoy, queridos lectores, es breve pero paradójico, cuando uno pasa por la calle Gotor y se detiene un momento en su antiguo rincón, testigo de tantos acontecimientos históricos; uno no repara en el sutil detalle del cartel de la calle «Rincón de Gotor (Sin salida)» y no sé si a ustedes les ha dado por pensar pero a mi sí que en lugar de ese cartel tan horroroso en azul debería poner en letras muy grandes «RINCÓN DE GOTOR (SIN PALACIO)» o «RINCÓN DE GOTOR (SIN GOTOR)» porque ese palacio exponente del renacimiento aragonés con su galería de arquillos y su ladrillo cara vista que daba nombre a la calle hoy no es más que un recuerdo vago e impreciso de uno de nuestros rincones típicos; para mofa queda, eso sí, el comienzo del arranque de uno de los arcos, para chivarnos que algo hubo y para que se nos cayera a todos un poco el alma a los pies ante semenjantes tropelías.
He pensado que como se acerca la fecha de todos los santos podemos pedir al ayuntamiento que se luzca un poco y ponga una placa de RIP en la entrada del callejón que va a quedar muy propio para la fiesta de Halloween y de paso ponemos unos montoncitos de tierra en el solar a modo de tumbas con cada de uno de los edificios de los que nos ha librado la sensibilidad y el poner las cosas «a lo moderno» ¿que les parece?, seguro que pasado el tiempo en ese mismo lugar nos construyen un edificio que conjuga la funcionalidad con el respeto al entorno de esos que hace que Calatayud sea una ciudad del siglo XXI ¡menos mal!.