Pues mira que me levanté el otro día con espíritu aventurero y por no dejar dormir la curiosidad y el entendimiento, cámara en ristre me adentré a desvelar los misterios de lo escondido de la ciudad de Calatayud; así, rápidamente no se me ocurrió por donde empezar a meter el hocico pero cogí papel y lápiz e hice un listado de alguno de los misterios dolorosos más sonados de los últimos tiempos y claro, no podía dejar de hablar de la monja-fantasma que saltó a la prensa hace unos años por su manía de subir y bajar en el ascensor de un novísimo hotel de nuestro pueblo.El caso es que yo la entiendo, tantos años con las humedades, con media casa en ruinas pues la mujer ve un ascensor y ahí que se lanza con sus hábitos negros, ustedes harían lo mismo, sería algo así como ver por primera vez una lavadora y contemplar sentado frente a ella como da vueltas…
El caso es que me planté en el lugar del suceso, cual Iker Jiménez dispuesto a tomar una instantánea de esas «Épatantes», como se decía en los vodeviles de hace un siglo, una fotografía de las que luego te sacan siete pegas y al final se queda en una simple motita de polvo que se ha mezclado con el rayo inadecuado en el lugar impreciso, cuando heme aquí que abriendo la puerta del antiguo cenobio me encuentro con un misterio todavía mayor, de repente mi piel se eriza y mis ojos salen de las órbitas al contemplar…dos pinturas.
Les habrá quedado el repelús, estoy seguro, imaginando a Dorian Gray o a alguien de su especie mirando con ojos aviesos y soltando alguna babilla pero esta vez no es nada ni remotamente parecido, son dos cuadros de San José y de San Juan Bautista y ahora les paso a explicar el misterio del lienzo sin fantasma debajo.
Corría el año 1964 cuando la comunidad de monjitas que ocupaban el solar donde se alza el edificio que nos ocupa decidieron abandonar su cenobio ante las malas condiciones en las que se encontraba.El convento, en aquel entonces pasó a propiedad particular y la iglesia con todo lo que contenía pasó al excelentísimo ayuntamiento, es decir, al pueblo de Calatayud sin ir más lejos.
Como los bilbilitanos somos tan amigos de la conservación y del aparato artístico, el altar mayor de dicha iglesia quedó abandonado durante lustros esperando volver a ser colocado mientras el templo que lo albergaba se restauraba, pero cuando llegó tan gozoso suceso el altar siguió en las mismas tirado en las falsas de otro edificio a merced de la suciedad y los roedores.El lienzo central se restauró hará poco y luce en la iglesia de San Pedro de los Francos ¿y el resto?, pues ¡voilá! (qué gabacho estoy hoy), una parte de ese altar (cuya mazonería aún yace abandonada) son estos dos cuadros que adornan una propiedad privada perteneciendo a toda la ciudad de Calatayud, y en parte lo entiendo, de qué valen dos pinturas del siglo XVII pues vamos a ponerlas en un hotelico de gestión particular accesible al ciudadano para que luzcan un poco.¿Alguien tiene un documento de depósito de estas obras? y digo yo…¿por que no se monta otra vez el altar donde estuvo, restaurado y completo? porque el ventanal que se descubrió es bonito pero no quedarían mejor las cosas donde estuvieron siempre incluido el altar de san Íñigo ahora en la Iglesia de San Pedro de los Francos?.Creo que me voy a callar que siempre fui un ignorante y un antiguo y no se meta usted en donde no le llaman que siempre sale uno escaldadico que las cosas si se han hecho por algo será ¡que no me entero!.Para darle más misterio al asunto previo verán que ni nombres ni referencias de lugar he puesto, ¡hala! ¡a darle a la mollera!