Parece mentira que junto a un edificio tan cuidado como la Hospedería del Pilar se encuentre esta otra casa que rumia sus recuerdos destripada, con sus balcones abiertos mostrando lo más íntimo de ella, de nada le ha valido ser alta, ni tener unas rejas con la que adornarse para que la vean,ni unos postigos de cuarterones, el olvido se la come poco a poco y la desidia hará el resto, quizá algún día de estos alguien se fije en ella y la restaure pero la más de las veces será destronada por una casa «moderna» de la que tanto «nos» gusta..me gustaría que como en otros casos la cosa cambie y que cuando pasee por mi Calatayud no me dé vergüenza tanta como para mirar hacia otro lado como solo nosotros sabemos hacerlo. Qué envidia estará pensando… ni su puerta deja ya pasar a nadie cerró para dejarse morir