Ya el otro día, en nuestra anterior entrada, pudimos ver el desarrollo de la procesión del Encuentro, una de las más tradicionales de la ciudad de Calatayud. Tras unas primeras imágenes, que enlazan con las últimas del primero de nuestros vídeos, nuestra imaginación va a hacer que nos traslademos al 29 de marzo de 1929, estamos en la tarde del Viernes Santo. Hoy se celebra pues, una de las celebraciones más antiguas de la Semana Santa bilbilitana: la procesión del Santo Entierro.
Esta vez vamos a dejar atrás la plaza del Mercado, escenario de nuestra anterior grabación, para trasladarnos a la calle de la Rúa (en aquel momento calle Dato), en concreto a la casa de Ramón Cobos Tur que regentaba farmacia en el número 27. Ese edificio era el domicilio también, en ese momento, de José María de la Fuente, casado con la hija del propietario de la botica. Uno de los elegantes balcones corridos, que todavía subsisten, sería el lugar perfecto para, con su Pathé baby, captar algunas imágenes del inicio de la procesión del Santo Entierro de aquel año.
El Calatayud que luce en la grabación es totalmente diferente al de hoy día: la casa Ostáriz, la guarnicionería de Epifanio Andrés (cuyo rótulo se puede apreciar en un extremo de la película). La Rúa se encuentra atestada de gente dispuesta a ver la procesión. El lugar de salida en aquel momento es la iglesia de San Francisco, o «las Claras» como se denominaba popularmente. El cortejo, que probablemente habría tomado previamente la calle de Marcial, se dirige a la plaza Constitución o del Mercado para rememorar el antiquísimo auto sacramental del Entierro de Cristo. El solemne recorrer inicia con unos militares que hacen sonar una de sus cornetas; le siguen el piquete romano montado en vistosos caballos. A continuación el pregón, la cruz desnuda, las vexilas (o banderas de la Venerable Orden Tercera responsable del acto); el entrañable coro formado por niños, que vestidos de morado y portando palmas, entonan «la Pasión»; los patriarcas, las tribus de Israel, los profetas mayores y menores, la peana de la Última Cena, el recargado paso del Prendimiento (obra quizá del escultor bilbilitano José Alegre)…
Breves han sido esta vez las imágenes, pareciera que nos quedáramos con ganas de seguir contemplando como se desarrollaría la procesión: ver sus tipos pintorescos, los pasos tan cambiados, la sencillez y solemnidad del acto… sin embargo, aunque mucho ha llovido desde 1929, la procesión del Santo Entierro aún sigue ahí, esperando a lucir completa, a que ninguno de sus antiguos estandartes queden sin salir…
Un humilde ruego final del que aquí les escribe: cuidemos y respetemos nuestras tradiciones porque son las que nos diferencian de verdad y nuestras auténticas señas de identidad.
*Agradecimientos a Pepe Arévalo y a Pablo Muñoz
Bibliografía
- ARÉVALO BARRA, Pepe. Semana Santa en Calatayud. Calatayud: Costa, 1995.
- RUBIO VERGARA, Mariano. Semana Santa bilbilitana: Pasión, Ramos, Procesión del Santo Entierro. Ed. facsímil. Calatayud: Centro de estudios bilbilitanos, D.L. 1995.