No es la primera vez que en este blog recomiendo una visita al Calatayud nocturno. Si usted es uno de esos visitantes que quiere impregnarse de nuestra ciudad en todos los momentos del día, es de obligado cumplimiento que dedique unos minutos de su tiempo a pasear por nuestras calles cuando ya el sol ha caído del cielo.
Los bilbilitanos, sobre todo al llegar las nueve de la noche en invierno, parecen respetar como algo sagrado la quietud de todo su casco histórico, por lo que el disfrutar de la soledad de estos momentos puede convertir su paseo en una experiencia sublime.
Es difícil enumerar todos aquellos rincones que merecen que nos detengamos para contemplarlos en silencio. Démonos cuenta que cada uno de éstos encierra siglos y siglos de una historia milenaria. En la antigua calle de Gracián, por ejemplo, podemos imaginar al genial escritor barroco del mismo nombre, como acude a impartir clase en las cercanas aulas de los jesuitas. La luz anaranjada de las farolas, así como la rara oscuridad, ayuda a establecer una atmósfera mágica. No se pierdan el barrio de Consolación, antigua judería, con el contraste de sus encaladas casas y sus cuestas empinadas. Tampoco el triángulo de la calle Gotor y los alrededores del arco de San Miguel. Allí, numerosas callejuelas (calle de la Paloma, Rincón de Herlueta, Rincón de Gotor…), esperan el objetivo curioso del turista para ofrecerles una instantánea de lujo. Sorpréndase con la visión de la cercana torre de San Andrés luciendo sus labores mudéjares sólo para usted.
Si además del silencio quieren acompañar la visita con una melodía les aconsejo visiten mi anterior post «Una noche en Calatayud», allí podrán deleitarse con melodías mágicas que les transportaran a otros tiempos mientras contemplan lo más granado del patrimonio bilbilitano.
No hay como terminar esta experiencia en una cafetería de la Plaza de España como «El Bombón», donde poder reponer fuerzas y compartir las fotografías que nos ha regalado nuestra particular noche en este querido rincón aragonés, o regalar el paladar con algunas tapas en el famoso «Paseo», les prometo que no saldrán defraudados.
Calatayud es una ciudad que sorprende, se lo dice un enamorado de ella.
No soy amigo de comentarios, pero no tengo mas remedio, que felicitarte por » la Sobresaliente «, espero que sigas en tu linea, ( no espero, lo exijo ).
Un abrazo, y me tienes a tu disposicion.
Muchas gracias por todo Pablo. El mérito es más bien vuestro por leerme. Lo mismo te digo, para cualquier cosa estoy a tu disposición.
Un abrazo.