Los bilbilitanos crecemos acostumbrados a la curiosa orografía de nuestra tierra tan variada en contrastes. Para nosotros, la caliza yerma de nuestros montes, las riberas cuajadas de frutales o el silencio de nuestro entorno, son habituales aspectos que para el visitante ávido de sensaciones y paisajes pintorescos, resultan impresionantes y únicos. Al pasear por nuestras calles, no percibimos uno de los aspectos urbanos que nos hace más únicos: la curiosa sinuosidad de nuestras construcciones. ¿Alguien alguna vez se ha parado a contemplar el edificio más fotografiado de nuestra plaza de España?