Cuando paso por delante de esta fonda del Pilar (hoy hospedería) me da por pensar siempre en el gran nudo de comunicaciones que ha significado Calatayud a lo largo de toda su historia, decenas de establecimientos de hostelería han intentado siempre dar al viajero cansado un reposo y una atención que nos ha hecho ganar la merecida fama de gente hospitalaria; no en vano, una de los personajes más carácterísticos de nuestra ciudad es la Dolores que en el “Mesón de la Gaspara”(título ficticio de la muy castiza posada de san Antón) repartía favores a diestro y siniestro.Sin embargo, y sin hacer de menos a los otros de los que trataremos más adelante, esta hospedería tiene un encanto especial: aparte de tener detrás de sus muros una historia larga ha sabido combinar a la perfección el pasado con el presente, conservar, restaurar con tipismo, sin añadir muros de hormigón ni mármoles cara vista sino con el ladrillo, el azulete, el arco,los sillares, los portones y los interiores del Calatayud de siempre, balcones grandes, alero que sobresale lo suficiente como para mostrarnos una sencilla decoración, el empedrado de su patio, su escalera…
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